Quiero ser emprendedor

 

EMPRENDER EN MOMENTOS DE CRISIS

En el idioma chino, la palabra “crisis” (weiji), se compone de dos ideogramas: Wēi, que se traduce como “peligro” y , que, entre varias acepciones, se puede traducir como “chance” u “oportunidad”. A principios del siglo XX Europa estaba interesada por la moda y la filosofía orientales. Albert Einstein, que vivió en esa época, estuvo en contacto con la filosofía oriental y, por lo tanto, influenciado por ella, como otros científicos.

“La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a las personas y países, porque la crisis trae progresos… Es en la crisis que nace la inventiva los descubrimientos y las grandes estrategias», dijo Albert Einstein. Yo le creo. En los tiempos de crisis, como el actual, es cuando se vislumbran más que nunca nuevos, ingeniosos y grandes proyectos. En la crisis aprendemos a conocer nuestras altas capacidades de inventiva.

¿Quién puede acometer o ejecutar dichos proyectos?: los emprendedores. Dejando atrás la evolución del concepto de emprendedor (originariamente eran considerados como tales los aventureros, luego los maestros de obras, para finalizar identificándose con tomadores de riesgos económicos), actualmente se puede decir que, aunque no existen parámetros determinados para definirlo, emprendedor es aquella persona que tiene una idea de negocio e intenta llevarla a cabo y que además es productora de valores de mercado, que está en constante alerta para identificar las oportunidades que aún no han sido descubiertas y que además pone todo de sí para aprovechar esas oportunidades. El emprendedor suele ser una persona creativa, con energía, esforzada, atenta a la aparición de oportunidades, que con determinación fija objetivos, los alcanza y los supera. En fin, ser un emprendedor es una actitud, es una forma de vida.

En los últimos años hemos oído bastante el término “start-up” (“puesta en marcha”) y, en muchas ocasiones, se usa como sinónimo de “empresa”. No todas las “start-ups” están creadas por emprendedores y no todas las empresas pueden denominarse “start-ups”. Unas se refieren a negocios tradicionales y otras a empresas innovadoras.

Una “startup” es una organización humana con gran capacidad de cambio, que desarrolla productos o servicios, de gran innovación, altamente deseados o requeridos por el mercado, donde su diseño y comercialización están orientados completamente al cliente. Esta estructura suele operar con costos mínimos, pero obtiene ganancias que crecen exponencialmente, mantiene una comunicación continua y abierta con los clientes, y se orienta a la masificación de las ventas, aprovechando la comunicación que brinda la red.

También  los emprendedores tienen como objetivo descubrir un negocio viable y aunque esto requiere de grandes ideas e iniciativa no sólo depende de esos factores. Un emprendedor debe contar con la seguridad de un plan de negocio que lo haga suficientemente rentable. La diferencia esencial entre los dos sectores radica en que, mientras los emprendedores inician con la idea de ganar dinero, las “start-ups” no siempre tienen esa meta, pues la rentabilidad es cosa secundaria al priorizar aspectos como la aplicación de nuevas tecnologías. Este perfil siempre buscará la aplicación tecnológica de su innovación a otros campos ya existentes o más tradicionales.

En cuanto a la financiación de los proyectos empresariales podemos decir que mientras que los negocios tradicionales tienen problemas de financiación, las “start-ups” atraen a los “business angels” o «Inversores ángeles», que apuestan  pequeñas inversiones en varias compañías “start-up”, ya que existe una probabilidad muy elevada de que alguno de los pujantes negocios se desmarque del resto y pueda escalar exponencialmente y esto ha sucedido realmente, por ejemplo en Silicon Valley.

Cuando me preguntan ¿cuál es mi especialidad en el mundo del derecho? suelo contestar que nuestro despacho se especializa en aquellas áreas que las propias circunstancias exijan.

Personalmente y en mi caso, hasta ahora han sido dos las áreas a las que me he dedicado con profunda implicación: el derecho de extranjería y el derecho laboral. Pero además, en mi recorrido profesional y sobretodo en estos tiempos actuales de «crisis» he ido percibiendo y recibiendo solicitudes por parte de mis clientes, recomendados de clientes, amigos y conocidos para que les asesoremos desde el despacho sobre cómo se puede transformar una simple idea en un importante proyecto de negocio y materializarlo poniendo en marcha lo que en algún momento fue tan sólo una ilusión.

Actualmente nuestro despacho brinda un servicio exclusivo para emprendedores y “start-ups”, abarcando así todo lo que implica la puesta en marcha del proyecto, esto es, evaluar las posibilidades reales de negocio a través de planes de negocio y de viabilidad, ya que un incorrecto planteamiento inicial o una posterior gestión defectuosa puede poner en riesgo la viabilidad de un negocio; seguido de la toma de decisión sobre la forma jurídica que tendrá dicho negocio (empresario individual, sociedad civil, sociedad de capital, etc.), acompañando así al socio emprendedor o “start-up” a lo largo de su puesta en marcha y desarrollo de su proyecto empresarial.

Es por ello que a partir de ahora publicaré en mi blog, entre otros,  contenido que considero que podrá ser de mucha utilidad para todos aquellos que deseen emprender o poner en marcha un negocio o start-up. Así mismo utilizaré esta vía para responder a todas las dudas que podáis tener sobre la puesta en marcha de un proyecto o idea de negocio o bien para sugerirme que hable o desarrolle algún tema particular que sea de vuestro especial interés.

Lo dicho, no hay que tener miedo a las crisis, ahora es tu momento.

Hago mía la frase de Donald Trump: “Think big” (Piensa en grande). Añado, piensa en positivo.

Barcelona, 10 de Abril de 2014.

Hanna Zohar || Abogada.